el miedo a la otredad no conoce un punto medio. se es, se está. todos callan.
eso de definirte en/a través del otro siempre me ha parecido fascinante.
quiero una manzana roja-roja cubierta de caramelo o chocolate con chispitas confitadas de anís de colores que me empalague, y me empalague hasta el coño para sentirme asqueada por un instante por haberme devorado algo tan dulce y que una sobredosis de azúcar me haga no desear nunca más algo semejante y que ya no quiera eso más en mi vida porque la caries o la hiperactividad, o esa cosa llamada juicio me haría rechazarlo. tras eso todo lo demás, todo lo amargo, lo ácido, lo que antes me hubiese retorcido, sería disfrutable. sí, por qué no, material para gozarse.
un pedacito de ensoñación cuando todos callan.
quiero que alguien me diga señorita, mi linda señorita. no me importa que lo acompañen de un “cara de pizza”. sólo señorita. my linda seniorita.
la primera vez siempre es fatídica.
lo que todos callan es que siempre hay primeras veces.
sus dientes se encajan dibujando grotescas siluetas. hoy las muestras con desdén; mañana, con vergüenza.
las ilusiones siempre son deleznables.
él no lo sabe, sólo se redime.
cuando todos callan.
me gustas cuando bailas, porque estás como ausente.
el arte de la decepción está venido a menos. y todos lo callan.
pasa gente por tu vida y se convierte en un extraño. te ve, ni dice hola, se (es)fuma.
la gente acuchilla. y se callan.
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heartbeats, the knife, deep cuts.
me declaro adicta a las voces disonantes. me derriten.
“one night to be confused
one night to speed up truth
we had a promise made
four hands and then away”